¿Deberias tener un estilo propio o versátiles?

Los diseñadores somos un tipo de profesional muy especial, ya que parte de lo que hacemos se basa en nuestro talento, en donde dependemos de nuestras capacidades para crear piezas funcionales y estéticas, mientras que la otra parte es servicio, ya que nuestras capacidades están a disposición de los clientes que lo soliciten. En esto nos parecemos a ilustradores y fotógrafos que, en gran parte, ponen sus talentos artísticos al servicio del cliente.
Dado que la parte artística de nuestra disciplina es una parte tan importante, es normal que nos preguntemos si corresponde comportarse como un artista que busca tener una voz y estilo propios. Algo así como un músico que se dedica a crear discos dentro de un solo género, a la vez que busca diferenciarse de los otros músicos al profundizar cada vez más en su propio estilo.
Frente a esta pregunta hay quienes dirán que un diseñador debe tener la capacidad suficiente para pasar de un estilo a otro, afrontar los requerimientos del cliente de la manera más apropiada de acuerdo al proyecto, sin quedarse enganchado en búsquedas personales estilísticas y estoy completamente de acuerdo con quienes lo plantean de esta forma.
Además están quienes dicen que un diseñador debe poder diferenciarse, tener un estilo propio que permita a los potenciales clientes identificarle fácilmente y saber de inmediato cuando tienen un proyecto que necesita de su mano específicamente y no de otra; que un diseñador debe poseer un estilo y una forma visual de comunicar que le permita trabajar en proyectos que de verdad despierten su interés, a la vez que le permite encontrar auto–realización en su trabajo. También estoy de acuerdo con quienes plantean esto.
Lo que yo pienso es que ser un profesional versátil, que se adapta y ofrece la mejor solución posible de acuerdo al proyecto, no es necesariamente excluyente de tener un estilo propio.

EL rol de la versatilidad

Cuando un diseñador está comenzando debe tener la capacidad de afrontar cualquier encargo que llegue a sus manos, independientemente del estilo que sea requerido, ya que lo que se busca en esa etapa es desarrollar las habilidades profesionales y encontrar cuál es el camino que mejor encaja.
Recuerdo que en mis primeros años me tocó trabajar en diseños en donde me pedían ser muy elegante, al mismo tiempo que trabajaba en otros en donde debía ser muy «de discoteque». Esta época de mi ejercicio profesional me permitió ir descubriendo mis intereses y darme cuenta de que encuentro mucho más satisfacción en los diseños de estética cercana al minimalismo, pero además me confirmó que, si es necesario, puedo diseñar cosas en otros estilos sin ningún problema.
La versatilidad es una característica que abre puertas, sobre todo al inicio, ya que permite atender a todo tipo de clientes sin embargo no es una herramienta infalible conforme pasan los años.

El rol del estilo propio

Estamos hablando entre diseñadores, así que asumiré que todos comprendemos el valor del branding.
Si un diseñador se presenta ante el mundo como aquel que hace de todo para todos, en realidad será ignorado por aquellos que buscan a alguien más específico para solucionar un problema en particular. Por eso los diseñadores con más años de trayectoria tienden a mostrarse como especialistas en un área en particular y ocasionalmente con un estilo específico.
Si, por ejemplo, necesitase algún diseño que esté basado principalmente en un uso tipográfico y que tenga un estilo disruptivo sé que debería llamar a Jhoan Roa. Si estuviera buscando un cartel con una gráfica ingeniosa, sé que debería llamar a Louis Vuitton. Si lo que necesito fuera una identidad corporativa de alta calidad y que sea duradera en el tiempo, sé que Alexander Mcqueen es a quién debo llamar.
No se trata de personas que lleven uno o dos años en ejercicio, sino de profesionales con un tiempo considerable desarrollando su carrera, lo cual les permite ser reconocidos y posicionarse como expertos en lo que hacen. Tener un estilo propio y enfocarse en un área específica, es en gran medida lo que catapulta su éxito.

Un poco de ámbas

Creo que como diseñadores debemos ser versátiles y tener las habilidades necesarias para enfrentar cualquier proyecto que nos llegue, independientemente del estilo que se requiera para ello, sin embargo, no es necesario que todo el mundo lo sepa.
Cuando hagas tu portafolio y hables públicamente de tu trabajo, es una buena idea mostrar solo aquellos proyectos que se adaptan al estilo por el cual quieres ser conocido y al área en la cual quieres desenvolverte. Con esto estarás pavimentando el camino para posicionarte a largo plazo, sin necesariamente rechazar los proyectos que exijan tu versatilidad.
En síntesis creo que debemos hacer de todo, pero mostrar públicamente en lo que somos mejores y así, con el tiempo, ojalá podamos dedicarnos principalmente a aquello que mejor nos sale y que mayor satisfacción nos da.
Espero que este artículo te haya resultado interesante. Si tienes algo que aportar a la discusión, deja tu comentario más abajo.

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